Refrescar nuestro vocabulario podría ser la clave para aumentar nuestro éxito en campañas de crowdfunding.
(Este artículo se publicó originalmente en Agosto 2020 y ha sido adaptado con el permiso de Anita Gallagher.)
Hace algunos años, encontré una ilustración sencilla tipo “Encuentra las diferencias”, con un grupo de “donantes” de un lado, y al otro lado un cajero automático. Me queda claro que sí sabemos la diferencia, pero me pregunto, ¿en nuestro quehacer diario, realmente tratamos a las personas que aportan a nuestro trabajo como más que una fuente de fondos?
Es un tema profundo con muchas aristas, pero, como suele ser, un buen punto de partida es el lenguaje que usamos, en particular la palabra “donante”.
¿Cómo puede una palabra afectar el éxito de una campaña de fondeo colectivo?
En un sentido estricto, el término donante es enteramente apropiado: es simplemente una persona que dona, una persona que aporta recursos de algún tipo a una causa benéfica. Sin embargo, la posición central que ocupa la palabra en el trabajo de las organizaciones sin fines de lucro ha impulsado la evolución de nuevas connotaciones, a la vez que el concepto ha perdido significado por el uso excesivo.
Frecuentemente hoy en día la palabra “donante” implica una relación de sentido único, un flujo unidireccional de recursos de quien dona hacia quien recibe. Estas denominaciones en sí son problemáticas, siendo que la relación entre “donante” y “beneficiario” indica una relación subyacente de poder, implicando “Doy porque puedo, porque tengo los recursos que a ti te faltan.” De aquí, no es un gran salto a los filántropos y donantes del siglo 19 quienes generaron (extrajeron) dinero de diversas maneras para luego disfrutar de una reputación impecable al distribuirlo.
El problema con “donante”
El problema entonces es que presenta la acción de dar como un concepto transaccional y jerárquico, cuando en realidad eso es la antítesis de la relación que debemos cultivar con las personas que apoyan nuestra labor.
La literatura disponible, notablemente de GivingTuesday, indica que las personas a las que les gusta dar, prefieren dar en múltiples formas y buscan una mayor participación con la causa. Entre las generaciones jóvenes en particular, vemos cómo el comportamiento pro-social y el empoderamiento filantrópico brota, no por tener una tarjeta de crédito, sino por medio de interactuar con la causa, sea intelectual o emocionalmente, en línea o en la vida real.
En fin, ¿qué palabra deberíamos emplear?
En HIPGive hemos tenido numerosas conversaciones en torno al papel de los crowdfunders y en torno a cómo motivar a las personas a seguir participando con las causas que les importan. “Aliado”, “contribuyente,” “financiador” … cada palabra conlleva matices diferentes, pero ninguna refleja el significado amplio de acto generoso de poner tu mano en tu bolsillo, sacar tu tarjeta de crédito y compartir lo que tienes, motivado por tu sentido de solidaridad y firme intención de contribuir a un mundo mejor. Por el momento, entonces, te presentamos la palabra que hemos decidido usar en HIPGive y te invitamos a ser un HIPGiver.
Sin embargo, es probable que la respuesta “correcta” sea diferente para cada organización o movimiento. Es por eso que te alentamos a conversarlo en equipo, para elegir las palabras que usarán para describir las donaciones y los donantes en su próxima campaña de fondeo colectivo. Estas preguntas te ayudarán a iniciar la conversación:
- ¿Qué palabra describe la relación que podríamos y deberíamos tener con las personas que contribuyen a nuestras campañas de crowdfunding?
- ¿Qué palabra, vista a través del lente de la equidad y la inclusión, comunicará que estamos trabajando juntos para generar un cambio?